Irán se enfrenta a la realidad

MADRID – ¿Quien no ha creído ver agua en la carretera en un caluroso día de verano? ¿O una imagen en 3-D cuando en realidad se trataba de un dibujo en una superficie plana? A veces nuestra ilusión óptica lleva a confundir lo que percibimos con la realidad.

Lo mismo sucede con la ilusión cognitiva o política. Un determinado acontecimiento, en función de la forma en que se desarrolle, nos puede llevar a formular interpretaciones erróneas de lo ocurrido.

A menudo estas percepciones vienen marcadas por asociaciones de ideas o vivencias previas. Pero, como analizó Robert Jervis en su obra Perception and Misperception in International Politics, publicada durante la Guerra Fría, la ilusión cognitiva que nos creamos, sea percepción o realidad, tiene una enorme influencia en el proceso de la toma de decisiones –y puede constituir incluso un factor fundamental de conflicto.

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