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¿Cuán nueva es la "nueva" política exterior de Egipto?

EL CAIRO - En los meses transcurridos desde la renuncia el presidente egipcio, Hosni Mubarak, sus sucesores han dado señales de un cambio en la política exterior mediante acercamientos a sus antiguos adversarios. El gobierno de Egipto ha dado la bienvenida a diplomáticos iraníes y recibió al grupo palestino Hamás. Muchos interpretan estos pasos como una clara evidencia del deseo de Egipto de adoptar una diplomacia no subordinada a los intereses norteamericanos.

Sin embargo, Mubarak nunca correspondió del todo al retrato de "lacayo de Estados Unidos" que de él hacían sus detractores. De hecho, la necesidad de complacer a sus benefactores de Arabia Saudita, no los Estados Unidos, era de suma importancia en su pensamiento. Aunque a veces apoyó las políticas estadounidenses, con frecuencia Mubarak rechazó a EE.UU. cuando sus posiciones no se alineaban con la suya.

Desde el final de la guerra de octubre de 1973, la paz árabe-israelí ha sido una piedra angular del programa de Estados Unidos para el Oriente Próximo. A menudo EE.UU. recurrió a Egipto, el país árabe más importante e influyente, para que desempeñara un papel de liderazgo en la promoción de este objetivo. Y, cuando le convenía, Mubarak jugaba su parte. Cuando el fallecido líder palestino Yasser Arafat humilló a Mubarak ante el Secretario de Estado de EE.UU. y los medios de comunicación internacionales al negarse a firmar un anexo de un acuerdo negociado entre israelíes y palestinos en El Cairo, Mubarak le dijo: "¡Firma, hijo de un perro!"

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