Los sistemas universitarios de los EEUU y Europa Continental no podrían ser más diferentes. ¿Cuál funciona mejor? La respuesta es clara: Estados Unidos, sin lugar a dudas.
Las universidades europeas generalmente están basadas en tres principios poco afortunados:
los contribuyentes, en lugar de los estudiantes, pagan la educación universitaria;
las designaciones académicas están regidas por los contratos del sector público y los procedimientos universitarios a menudo están centralizados y casi siempre son inflexibles;
los salarios entre los profesores tienden a igualarse, así como la calidad de la enseñanza entre las universidades.
Este sistema es supuestamente más igualitario que el sistema estadounidense de educación superior, que muchos europeos menosprecian como elitista. En realidad, el sistema europeo por lo general produce menos investigación, peores estudiantes (especialmente a nivel de doctorados) y probablemente es menos igualitario que el de EEUU.
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While carbon pricing and industrial policies may have enabled policymakers in the United States and Europe to avoid difficult political choices, we cannot rely on these tools to achieve crucial climate goals. Climate policies must move away from focusing on green taxes and subsidies and enter the age of politics.
explains why achieving climate goals requires a broader combination of sector-specific policy instruments.
The long-standing economic consensus that interest rates would remain low indefinitely, making debt cost-free, is no longer tenable. Even if inflation declines, soaring debt levels, deglobalization, and populist pressures will keep rates higher for the next decade than they were in the decade following the 2008 financial crisis.
thinks that policymakers and economists must reassess their beliefs in light of current market realities.
Los sistemas universitarios de los EEUU y Europa Continental no podrían ser más diferentes. ¿Cuál funciona mejor? La respuesta es clara: Estados Unidos, sin lugar a dudas.
Las universidades europeas generalmente están basadas en tres principios poco afortunados:
Este sistema es supuestamente más igualitario que el sistema estadounidense de educación superior, que muchos europeos menosprecian como elitista. En realidad, el sistema europeo por lo general produce menos investigación, peores estudiantes (especialmente a nivel de doctorados) y probablemente es menos igualitario que el de EEUU.
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