The National Debt Clock is a very very large digital display of the current gross national debt of the United States Michael Brochstein/SOPA Images/LightRocket via Getty Images

¿Qué pasó con lo de ahorrar para los malos tiempos?

CAMBRIDGE – Hace ya más de diez años, con Graciela Kaminsky (de la Universidad George Washington) y Carlos Végh (ahora economista principal del Banco Mundial para América Latina y el Caribe) hicimos un estudio en el que examinamos las políticas fiscales de más de cien países durante gran parte de la posguerra. Nuestra conclusión fue que las de las economías avanzadas tendían a ser independientes del ciclo económico (acíclicas) o contrarias a él (anticíclicas). La suavización del ciclo dependía en parte de estabilizadores incorporados (como el seguro de desempleo), pero también del gasto público.

El beneficio de las políticas anticíclicas es que la proporción deuda pública/PIB se reduce en tiempos de bonanza; eso genera margen fiscal para el caso de que se produzca una recesión, sin poner en riesgo la sostenibilidad de la deuda a largo plazo.

En cambio, en la mayoría de las economías de mercado emergentes vimos una política fiscal procíclica, con aumento del gasto público cuando la economía se acercaba al pleno empleo. Esta tendencia deja a los países mal posicionados para inyectar estímulos cuando regresan los malos tiempos (de hecho, genera las condiciones para las temidas medidas de austeridad que los empeoran todavía más).

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