BRUSELAS – Los conflictos geopolíticos a los que asistimos hoy en día ponen de manifiesto la urgencia de que la Unión Europea encuentre su lugar en un mundo que se caracteriza cada vez más por una política de fuerza bruta.
Vivimos en un mundo de competencia geoestratégica, en el que algunos dirigentes no tienen escrúpulos en hacer uso de la fuerza y en el que los instrumentos económicos y de otro tipo se convierten en armas. Los europeos tenemos que adaptar nuestros mapas mentales para relacionarnos con el mundo tal como es, no como esperábamos que fuera. Para evitar ser los perdedores de la competencia entre los Estados Unidos y China, tenemos que reaprender el lenguaje del poder y percibirnos como un actor geoestratégico de rango superior.
De entrada, puede parecer difícil enfrentarse a este desafío. Después de todo, la UE se creó para acabar con la política de potencias. Construyó la paz y el Estado de Derecho separando el poder coercitivo de la economía, el establecimiento de normas y el poder persuasivo. Hemos asumido que el multilateralismo, la apertura y la reciprocidad constituyen el mejor modelo, no solo para nuestro continente, sino también para el resto del mundo.
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The banking system we take for granted is unfixable. The good news is that we no longer need to rely on any private, rent-seeking, socially destabilizing network of banks, at least not the way we have so far.
shows why the current private system is unfixable – and why we don’t need to tolerate it anymore.
Like Vladimir Putin, China's leader is so steeped in a narrative of victimhood and fearful of appearing weak that it is hard to imagine him ever leading China out of the mess he has created. He could well be remembered as the leader who squandered history's most remarkable economic success story.
about the country's increasingly worrisome trajectory, both at home and abroad.
Artificial IdiocyFrank Rumpenhorst/picture alliance via Getty Images
BRUSELAS – Los conflictos geopolíticos a los que asistimos hoy en día ponen de manifiesto la urgencia de que la Unión Europea encuentre su lugar en un mundo que se caracteriza cada vez más por una política de fuerza bruta.
Vivimos en un mundo de competencia geoestratégica, en el que algunos dirigentes no tienen escrúpulos en hacer uso de la fuerza y en el que los instrumentos económicos y de otro tipo se convierten en armas. Los europeos tenemos que adaptar nuestros mapas mentales para relacionarnos con el mundo tal como es, no como esperábamos que fuera. Para evitar ser los perdedores de la competencia entre los Estados Unidos y China, tenemos que reaprender el lenguaje del poder y percibirnos como un actor geoestratégico de rango superior.
De entrada, puede parecer difícil enfrentarse a este desafío. Después de todo, la UE se creó para acabar con la política de potencias. Construyó la paz y el Estado de Derecho separando el poder coercitivo de la economía, el establecimiento de normas y el poder persuasivo. Hemos asumido que el multilateralismo, la apertura y la reciprocidad constituyen el mejor modelo, no solo para nuestro continente, sino también para el resto del mundo.
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