JOHANNESBURGO/NUEVA YORK – La digitalización financiera – la transformación a nivel de sistema de todo el ecosistema financiero que trae consigo la revolución digital – podría catalizar los esfuerzos mundiales a favor de financiar el desarrollo sostenible. Según el McKinsey Global Institute, el uso expandido de la tecnología financiera podría impulsar el crecimiento en los países en desarrollo por una cifra que llegue hasta $3,7 millones de millones hasta el año 2025, principalmente gracias al aumento de las ganancias de productividad y a una inclusión financiera más amplia.
Sin embargo, para poder cumplir con las promesas de la digitalización, el mundo tendrá que alinear las estrategias de financiamiento e inversión más estrechamente con los resultados del desarrollo sostenible. El mes pasado, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, convocó a un grupo de trabajo sobre financiamiento digital con el propósito de abordar este complejo desafío. Nos sentimos honrados de prestar nuestros servicios en calidad de copresidentes de este esfuerzo mundial.
Por razones obvias, el financiamiento es clave para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y para cumplir los objetivos de emisiones que se establecieron en el acuerdo de París de 2015 sobre el clima. Pero, a pesar de que los ahorros mundiales son más que adecuados para impulsar la transición hacia el desarrollo sostenible, el sistema financiero mundial, hasta ahora, no ha logrado intermediar efectivamente la oferta y la demanda. El modesto éxito que algunos países han logrado en la financiación del desarrollo sostenible no se conmensura con la necesidad.
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Without international support, including investment at scale, African countries will not be able to expand energy access to all and still reach their climate goals. The alternative – an increased reliance on coal – would have devastating consequences.
urge the international community to step up its support for the continent’s green transition.
JOHANNESBURGO/NUEVA YORK – La digitalización financiera – la transformación a nivel de sistema de todo el ecosistema financiero que trae consigo la revolución digital – podría catalizar los esfuerzos mundiales a favor de financiar el desarrollo sostenible. Según el McKinsey Global Institute, el uso expandido de la tecnología financiera podría impulsar el crecimiento en los países en desarrollo por una cifra que llegue hasta $3,7 millones de millones hasta el año 2025, principalmente gracias al aumento de las ganancias de productividad y a una inclusión financiera más amplia.
Sin embargo, para poder cumplir con las promesas de la digitalización, el mundo tendrá que alinear las estrategias de financiamiento e inversión más estrechamente con los resultados del desarrollo sostenible. El mes pasado, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, convocó a un grupo de trabajo sobre financiamiento digital con el propósito de abordar este complejo desafío. Nos sentimos honrados de prestar nuestros servicios en calidad de copresidentes de este esfuerzo mundial.
Por razones obvias, el financiamiento es clave para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y para cumplir los objetivos de emisiones que se establecieron en el acuerdo de París de 2015 sobre el clima. Pero, a pesar de que los ahorros mundiales son más que adecuados para impulsar la transición hacia el desarrollo sostenible, el sistema financiero mundial, hasta ahora, no ha logrado intermediar efectivamente la oferta y la demanda. El modesto éxito que algunos países han logrado en la financiación del desarrollo sostenible no se conmensura con la necesidad.
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