MONTREAL – La deforestación, responsable aproximadamente del 25% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, es generada principalmente por la producción de materias primas para los mercados globales. La UE recientemente sancionó legislación que apunta a frenar la deforestación mediante la prohibición de importar materias primas y productos asociados a ella. La medida representa un paso importante hacia adelante, pero las brechas en datos críticos van a minar su efectividad.
La nueva ley requiere que las empresas presenten un informe de diligencia debida en donde se detalle el “país de producción”, las “coordenadas geográficas… de todos los lotes de tierra donde se produjeron las materias primas y los productos relevantes”, el “rango de tiempo de producción” e “información verificable de que las materias primas y los productos relevantes están libres de deforestación”. En otras palabras, las empresas deben demostrar que sus cadenas de suministro son libres de deforestación.
Si bien la nueva regulación busca garantizar que las empresas recopilen datos precisos de trazabilidad sobre los orígenes geográficos de las materias primas que son fehacientemente parte de sus cadenas de suministro, carece de la especificidad necesaria para impedir que las empresas identifiquen simplemente un rango de orígenes posibles en lugar de fuentes reales. Esta ambigüedad pone en peligro el potencial de la legislación.
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In a rapidly digitalizing world, central banks are staring down a future in which they may lack the tools necessary to manage crises, and in which they may no longer be able to protect their monetary sovereignty. They should recognize that digital currency is a source of institutional salvation.
thinks governments must embrace central bank digital currencies or risk a fundamental loss of control.
MONTREAL – La deforestación, responsable aproximadamente del 25% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, es generada principalmente por la producción de materias primas para los mercados globales. La UE recientemente sancionó legislación que apunta a frenar la deforestación mediante la prohibición de importar materias primas y productos asociados a ella. La medida representa un paso importante hacia adelante, pero las brechas en datos críticos van a minar su efectividad.
La nueva ley requiere que las empresas presenten un informe de diligencia debida en donde se detalle el “país de producción”, las “coordenadas geográficas… de todos los lotes de tierra donde se produjeron las materias primas y los productos relevantes”, el “rango de tiempo de producción” e “información verificable de que las materias primas y los productos relevantes están libres de deforestación”. En otras palabras, las empresas deben demostrar que sus cadenas de suministro son libres de deforestación.
Si bien la nueva regulación busca garantizar que las empresas recopilen datos precisos de trazabilidad sobre los orígenes geográficos de las materias primas que son fehacientemente parte de sus cadenas de suministro, carece de la especificidad necesaria para impedir que las empresas identifiquen simplemente un rango de orígenes posibles en lugar de fuentes reales. Esta ambigüedad pone en peligro el potencial de la legislación.
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