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Las restricciones fiscales de los banqueros centrales

CAMBRIDGE – Si le preguntan a la mayoría de los banqueros centrales del mundo cuál es su plan para hacer frente a la próxima recesión de tamaño normal, se sorprenderían de cuántos (por lo menos en las economías avanzadas) dicen la “política fiscal”. Dadas las altas probabilidades de una recesión en los próximos dos años –alrededor del 40% en los Estados Unidos, por ejemplo- los responsables de las políticas monetarias que piensan que la política fiscal por sí sola salvará la situación se están preparando para un duro despertar.

Sí, es verdad que con tasas de interés políticas cerca de cero en la mayoría de las economías avanzadas (y sólo por encima del 2% inclusive en la economía estadounidense de rápido crecimiento), existe poco espacio para que la política monetaria tenga margen de maniobra en una recesión sin una considerable creatividad. La mejor idea es crear un entorno en el cual las políticas de tasas de interés negativas se puedan utilizar de manera más plena y efectiva. Llegado el caso, esto sucederá, pero mientras tanto, la dependencia excesiva actual de una política fiscal contracíclica es peligrosamente ingenua.

Existen enormes diferencias institucionales entre los bancos centrales tecnócratas y las legislaturas políticamente volátiles que controlan el gasto y la política tributaria. Tengamos en cuenta que una recesión típica en las economías avanzadas dura sólo un año aproximadamente, mientras que la sola implementación de una política fiscal, aún en la mejor de las circunstancias, invariablemente lleva por lo menos unos meses.

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