En su reciente reunión anual, funcionarios del Banco Mundial hablaron por extenso de la corrupción. Es una preocupación comprensible: el dinero que el Banco Mundial presta a países en desarrollo que acaba en cuentas bancarias secretas o financia la vida lujosa de algunos contratistas deja más endeudado un país, no más próspero.
James Wolfensohn, el anterior Presidente del Banco, y yo somos ampliamente conocidos por haber introducido el asunto de la corrupción en el programa del Banco, frente a los oponentes que consideraban la corrupción un asunto político, no económico, y, por tanto, ajeno al mandato del Banco. Nuestra investigación reveló relaciones sistemáticas entre la corrupción y el crecimiento económico, lo que nos permitió seguir abordando esa cuestión decisiva.
Pero el Banco Mundial haría bien en tener presentes cuatro cosas, al emprender la lucha.
En su reciente reunión anual, funcionarios del Banco Mundial hablaron por extenso de la corrupción. Es una preocupación comprensible: el dinero que el Banco Mundial presta a países en desarrollo que acaba en cuentas bancarias secretas o financia la vida lujosa de algunos contratistas deja más endeudado un país, no más próspero.
James Wolfensohn, el anterior Presidente del Banco, y yo somos ampliamente conocidos por haber introducido el asunto de la corrupción en el programa del Banco, frente a los oponentes que consideraban la corrupción un asunto político, no económico, y, por tanto, ajeno al mandato del Banco. Nuestra investigación reveló relaciones sistemáticas entre la corrupción y el crecimiento económico, lo que nos permitió seguir abordando esa cuestión decisiva.
Pero el Banco Mundial haría bien en tener presentes cuatro cosas, al emprender la lucha.