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Para activar la esperanza hay que activar al capital

SAN MATEO, CALIFORNIA – La atmósfera al final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) del mes pasado en Egipto fue aleccionadora. La invasión rusa de Ucrania obligó a los países a volver al carbón térmico y a otros combustibles fósiles para cubrir las necesidades energéticas y eso probablemente lleve a posponer la transición hacia una economía con emisiones netas nulas; pero la COP27 también resaltó la necesidad de aprovechar las políticas públicas, la regulación y las innovaciones tecnológicas para lograr un futuro con seguridad climática.

A esta altura queda clarísimo que para brindar apoyo a los proyectos relacionados con el clima en todo el mundo a la escala necesaria hará falta una inmensa cantidad de capital. Según las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía, tan solo la transición hacia las energías limpias costará billones de dólares al año (incluso sin considerar las pérdidas y daños, especialmente en los países en desarrollo). El importantísimo acuerdo que se logró en la COP27 para crear un fondo que ayudará a los países con ingresos bajos a lidiar con los peores efectos del cambio climático sugiere que los líderes del mundo son conscientes de la situación.

Pero el capital proveniente de donaciones y de los bancos multilaterales de desarrollo no será suficiente, el sector privado también debe participar. Hasta el momento no hay una vía clara para liberar el vasto potencial de los mercados mundiales de capital. Existen, sin embargo, buenos motivos para mantener la esperanza.

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