

From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
NUEVA YORK – Uno de los puntos clave de la agenda de la reunión anual de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se celebra esta semana, será evaluar el progreso global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la hoja de ruta de consenso de la ONU para resolver los mayores desafíos del mundo para 2030.
Formé parte del equipo de la ONU que contribuyó a crear los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que precedieron a los ODS. Cuando los ODM concluyeron en 2015, habían impulsado algunos de los avances más rápidos y amplios que el mundo hubiera visto en salud y desarrollo global. Los ODM allanaron el camino para los ODS, y el compromiso que ha mostrado la comunidad mundial para mantener el programa de desarrollo post-2015 me resulta alentador.
Pero también me ha quedado claro a mí y a otros que sin un enfoque más intencional y basado en datos sobre las necesidades de las mujeres y niñas en particular, se verá resentido el progreso hacia un amplio espectro de objetivos. Si no logramos una igualdad de género universal, no alcanzaremos muchos de los demás objetivos, desde terminar con la pobreza hasta garantizar la buena salud.
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