Silvio Berlusconi fue elegido como primer ministro de Italia después de hacer campaña sobre una plataforma de revigorización de la economía a través de recortes de impuestos y liberalización. Después de tres años en el cargo, no ha cumplido su plan económico y su gobierno se encuentra en un caos. ¿Qué anduvo mal?
Los males económicos de Italia son bien conocidos. A riesgo de simplificar demasiado, se pueden agrupar en tres categorías:
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Finanzas públicas débiles.
Cuando Italia se unió a la Unión Monetaria Europea, su superávit presupuestario primario (ingresos por impuestos que superaban el gasto del gobierno, excluidos los pagos de intereses) era de cerca de 5% del ingreso nacional. En 2004, el superávit se reducirá a cerca de 1,5%, antes de los recortes de impuestos prometidos por Berlusconi para el próximo año. El excesivo gasto en beneficios sociales (principalmente pensiones públicas) y el costo del servicio de la deuda pública consumen recursos de un gasto gubernamental que podría ser más productivo e imponen una alta carga impositiva. El gobierno no ha dado pasos significativos y el problema está empeorando. No debe sorprender entonces que la agencia calificadora Standard & Poor haya bajado recientemente la calificación de la deuda pública italiana.
Silvio Berlusconi fue elegido como primer ministro de Italia después de hacer campaña sobre una plataforma de revigorización de la economía a través de recortes de impuestos y liberalización. Después de tres años en el cargo, no ha cumplido su plan económico y su gobierno se encuentra en un caos. ¿Qué anduvo mal?
Los males económicos de Italia son bien conocidos. A riesgo de simplificar demasiado, se pueden agrupar en tres categorías:
· Finanzas públicas débiles. Cuando Italia se unió a la Unión Monetaria Europea, su superávit presupuestario primario (ingresos por impuestos que superaban el gasto del gobierno, excluidos los pagos de intereses) era de cerca de 5% del ingreso nacional. En 2004, el superávit se reducirá a cerca de 1,5%, antes de los recortes de impuestos prometidos por Berlusconi para el próximo año. El excesivo gasto en beneficios sociales (principalmente pensiones públicas) y el costo del servicio de la deuda pública consumen recursos de un gasto gubernamental que podría ser más productivo e imponen una alta carga impositiva. El gobierno no ha dado pasos significativos y el problema está empeorando. No debe sorprender entonces que la agencia calificadora Standard & Poor haya bajado recientemente la calificación de la deuda pública italiana.