GÉNOVA – La crisis ucraniana ha dejado de ser grave para tornarse crónica. La principal pregunta, ¿se atreverá Rusia a invadir Ucrania continental?, ya tiene respuesta: ahora, no. Entonces, ¿cuál es la situación?
Obviamente, el Kremlin no esperaba la reacción firme y unida de Occidente frente a la anexión de Crimea. La llamada telefónica del presidente Vladimir Putin al presidente estadounidense Barack Obama el 28 de marzo, claramente demostró el deseo ruso de conversar sobre el «desescalamiento». Los principales objetivos de Putin ahora son la eliminación del bloqueo ucraniano de Transnistria, la región disidente prorusa de Moldavia y la «federalización» ucraniana (un eufemismo para la estrategia encubierta que busca ganar el control de las regiones este y sur del país).
Pero un pronto retorno a la normalidad no es posible. La invasión rusa y la anexión de Crimea han disparado cambios tectónicos no deliberados en la política internacional. Si bien aún no se definen las implicaciones para el largo plazo, las consecuencias inmediatas están claras.
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Shlomo Ben-Ami
highlights the lessons countries like China and Iran are drawing from Vladimir Putin’s aggression, offers advice to Ukrainian peace negotiators, and considers the wisdom of Finland and Sweden's NATO membership.
Calls for a decisive Ukrainian victory have been growing as Russia’s military incompetence continues to be exposed. But with the world teetering on the edge of recession and the developing world facing a spiral of hunger and forced migration, it would be a grave error to dismiss those calling for a negotiated peace.
urges those not directly involved in the war to help the combatants envisage the terms of a negotiated peace.
The Middle East will face its own unique set of challenges in the age of climate change, from changing rainfall patterns and water scarcity to heatwaves and wildfires. While most of the region recognizes the need for more investment to tackle these issues, closer cross-border cooperation will also be necessary.
wants to take advantage of a rare area of agreement in the region to advance green projects and investments.
GÉNOVA – La crisis ucraniana ha dejado de ser grave para tornarse crónica. La principal pregunta, ¿se atreverá Rusia a invadir Ucrania continental?, ya tiene respuesta: ahora, no. Entonces, ¿cuál es la situación?
Obviamente, el Kremlin no esperaba la reacción firme y unida de Occidente frente a la anexión de Crimea. La llamada telefónica del presidente Vladimir Putin al presidente estadounidense Barack Obama el 28 de marzo, claramente demostró el deseo ruso de conversar sobre el «desescalamiento». Los principales objetivos de Putin ahora son la eliminación del bloqueo ucraniano de Transnistria, la región disidente prorusa de Moldavia y la «federalización» ucraniana (un eufemismo para la estrategia encubierta que busca ganar el control de las regiones este y sur del país).
Pero un pronto retorno a la normalidad no es posible. La invasión rusa y la anexión de Crimea han disparado cambios tectónicos no deliberados en la política internacional. Si bien aún no se definen las implicaciones para el largo plazo, las consecuencias inmediatas están claras.
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