El sueño de una noche de verano de Francia

PARÍS – El aniversario de la toma de la Bastilla, día nacional francés, fue glorioso este año. El desfile militar, en el que predominó la celebración de la “victoria” en Mali con la participación conjunta de tropas africanas y de las Naciones Unidas, fue tan perfecto como un ballet lleno de gracia, pero también de fuerza.

El concierto de música clásica que precedió a los estupendos fuegos artificiales fue como una versión francesa de los Proms de Londres, en la que se combinaron obras clásicas ligeras con canciones populares. La torre Eiffel llenó con su magia la noche. París, en caso de que alguien todavía lo dudara, sigue siendo la capital del mundo – o al menos eso pareció durante una noche.

La melancolía que comenzó a apoderarse de Francia hace muchos años se olvidó casi por completo. La celebración de la gloria del pasado mezclada con canciones populares en inglés del presente parecía señalar una renovada confianza nacional. ¿Qué significó este momento de gracia? ¿Fue solo el producto de un delirio colectivo, una especie de pueblo Potemkin emocional alentado, si no es que diseñado, por las autoridades para devolver algo de confianza a los deprimidos ciudadanos franceses?

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