

From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
LONDRES – Ahora que las negociaciones por el Brexit entran en la recta final, un punto muerto se ha convertido en el desenlace más probable. Son buenas noticias. No significa que Gran Bretaña “se quedará afuera” de la Unión Europea sin ningún acuerdo: los acuerdos en la Unión Europea tienden a cerrarse en el último minuto. Pero el parlamento británico probablemente rechace cualquier acuerdo que logre negociar la primera ministra Theresa May con los líderes europeos, y la manera más factible de poner fin al estancamiento será realizar un nuevo referendo que reconsidere la decisión de abandonar la UE.
Hasta hace poco, la lógica descartaba esta posibilidad. Pero ahora las mecánicas políticas que podrían conducir a un nuevo referendo y a la cancelación del Brexit se están volviendo más claras.
Cualquier versión del Brexit que proponga hoy May enfrenta un veto. Un “Brexit blando” al estilo noruego que mantenga a Gran Bretaña en las estructuras comerciales de la UE sería bloqueado por los euroescépticos en el Partido Conservador de May. Un “Brexit duro”, que exija controles fronterizos con la República de Irlanda, es inaceptable para el gobierno irlandés y para la UE. Y un acuerdo híbrido que retire a Gran Bretaña del mercado único de la UE pero mantenga adentro a Irlanda del Norte sería un factor decisivo para el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte, cuyo respaldo May necesita para mantenerse en el poder.
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