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La socialdemocracia le gana al socialismo democrático

CAMBRIDGE – Solía ser una regla sobreentendida de la política estadounidense que un socialista nunca podía calificar para el máximo cargo nacional. Pero ahora un autoproclamado “socialista democrático”, el senador estadounidense Bernie Sanders, es el principal candidato para la nominación presidencial demócrata. ¿Estados Unidos debería abrazar el cambio?

Para los demócratas, las primarias significan mucho más que el presidente norteamericano, Donald Trump. El impulso de Sanders refleja un anhelo de soluciones radicales a problemas económicos estructurales graves. En las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la economía estadounidense se volvió marcadamente más productiva, y los salarios de todos los trabajadores –más allá de la educación- crecieron por encima del 2% anual, en promedio. Pero hoy eso ya no sucede.

En las últimas cuatro décadas, el crecimiento de la productividad ha sido deslucido, el crecimiento económico se ha desacelerado y un porcentaje cada vez mayor de las ganancias ha ido a manos de los dueños del capital y a aquellas personas con un alto nivel educativo. Mientras tanto, los salarios medianos se han estancado, y los salarios reales (ajustados por inflación) de los trabajadores con una educación secundaria o inferior, en realidad, han caído. Sólo unas pocas empresas (y sus propietarios) dominan gran parte de la economía. El 0,1% superior de la distribución de ingresos acapara más del 11% del ingreso nacional, por encima de apenas el 2,5% en los años 1970.

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