La imposición de tarifas al acero importado por parte de Estados Unidos ha sido recibida con gritos de protesta en todo el mundo. Sin embargo, a las palabras duras no les ha seguido un contraataque fuerte. Ahora es el momento de enfrentarse a la hipocresía de Estados Unidos, no de echar bravatas.
La imposición de tarifas al acero importado por parte de Estados Unidos ha sido recibida con gritos de protesta en todo el mundo. Sin embargo, a las palabras duras no les ha seguido un contraataque fuerte. Ahora es el momento de enfrentarse a la hipocresía de Estados Unidos, no de echar bravatas.