ZÚRICH – Hace dos semanas, los líderes del G-20 se comprometieron a trabajar juntos para hacer frente a una de las amenazas a la seguridad más urgentes y desconcertantes del mundo: la resistencia antimicrobiana (RAM) -un adversario feroz y en evolución contra el cual las armas terapéuticas convencionales no sirven de nada.
La amenaza es concreta: las bacterias y otros microbios se están volviendo resistentes a los medicamentos disponibles mucho más rápido del tiempo que lleva desarrollar nuevos remedios. Cada año, los microbios resistentes a las drogas acaban con la vida de unas 700.000 personas en todo el mundo -más de tres veces la tasa de mortalidad anual por conflictos armados.
En 2016, un panel especial comisionado por el gobierno británico predijo que, en 2050, unos diez millones más de personas morirán de microbios resistentes a las drogas cada año. La RAM hoy plantea un peligro claro y presente para cada persona en el planeta. A menos que lo enfrentemos de inmediato, podríamos regresar a un mundo en el cual sea común que la gente muera de infecciones básicas.
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Antara Haldar
advocates a radical rethink of development, explains what went right at the recent AI Safety Summit, highlights the economics discipline’s shortcomings, and more.
The prevailing narrative that frames Israel as a colonial power suppressing Palestinians’ struggle for statehood grossly oversimplifies a complicated conflict and inadvertently vindicates the region’s most oppressive regimes. Achieving a durable, lasting peace requires moving beyond such facile analogies.
rejects the facile moralism of those who view the ongoing war through the narrow lens of decolonization.
The far-right populist Geert Wilders’ election victory in the Netherlands reflects the same sentiment that powered Brexit and Donald Trump’s candidacy in 2016. But such outcomes could not happen without the cynicism displayed over the past few decades by traditional conservative parties.
shows what Geert Wilders has in common with other ultra-nationalist politicians, past and present.
ZÚRICH – Hace dos semanas, los líderes del G-20 se comprometieron a trabajar juntos para hacer frente a una de las amenazas a la seguridad más urgentes y desconcertantes del mundo: la resistencia antimicrobiana (RAM) -un adversario feroz y en evolución contra el cual las armas terapéuticas convencionales no sirven de nada.
La amenaza es concreta: las bacterias y otros microbios se están volviendo resistentes a los medicamentos disponibles mucho más rápido del tiempo que lleva desarrollar nuevos remedios. Cada año, los microbios resistentes a las drogas acaban con la vida de unas 700.000 personas en todo el mundo -más de tres veces la tasa de mortalidad anual por conflictos armados.
En 2016, un panel especial comisionado por el gobierno británico predijo que, en 2050, unos diez millones más de personas morirán de microbios resistentes a las drogas cada año. La RAM hoy plantea un peligro claro y presente para cada persona en el planeta. A menos que lo enfrentemos de inmediato, podríamos regresar a un mundo en el cual sea común que la gente muera de infecciones básicas.
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