LONDRES – Los latinoamericanos suelen quejarse de que están lejos del resto del mundo, pero en ciertas ocasiones la distancia puede ser una ventaja. Como dijo el gran historiador económico Carlos Díaz-Alejandro, “en las décadas de 1930 y 1940, la mayoría de los latinoamericanos podían sentirse afortunados”. Después de todo, “las guerras civiles española y china, la Segunda Guerra Mundial, la gravedad de la depresión en Estados Unidos, las purgas estalinistas, la dependencia política de Asia y África, y los dolores de la descolonización en la India y en otros lugares, parecían eventos remotos para los brasileños y los mexicanos”.
Hoy día, los latinoamericanos pueden sentirse afortunados una vez más. Si el presidente de Rusia, Vladimir Putin, o el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, lanzara un arma nuclear táctica, al menos no iría a dar cerca de Santiago o São Paulo.
También hay semejanzas económicas con el período de entre guerras. En la década de 1930 llegaron a su fin el laissez-faire y el libre comercio y, más adelante, la humanidad se dividió en bloques enfrentados entre sí. Las semejanzas con la incipiente desglobalización de hoy, y el riesgo de que los países tengan que elegir entre China o Estados Unidos, son evidentes.
LONDRES – Los latinoamericanos suelen quejarse de que están lejos del resto del mundo, pero en ciertas ocasiones la distancia puede ser una ventaja. Como dijo el gran historiador económico Carlos Díaz-Alejandro, “en las décadas de 1930 y 1940, la mayoría de los latinoamericanos podían sentirse afortunados”. Después de todo, “las guerras civiles española y china, la Segunda Guerra Mundial, la gravedad de la depresión en Estados Unidos, las purgas estalinistas, la dependencia política de Asia y África, y los dolores de la descolonización en la India y en otros lugares, parecían eventos remotos para los brasileños y los mexicanos”.
Hoy día, los latinoamericanos pueden sentirse afortunados una vez más. Si el presidente de Rusia, Vladimir Putin, o el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, lanzara un arma nuclear táctica, al menos no iría a dar cerca de Santiago o São Paulo.
También hay semejanzas económicas con el período de entre guerras. En la década de 1930 llegaron a su fin el laissez-faire y el libre comercio y, más adelante, la humanidad se dividió en bloques enfrentados entre sí. Las semejanzas con la incipiente desglobalización de hoy, y el riesgo de que los países tengan que elegir entre China o Estados Unidos, son evidentes.