JOHANNESBURGO – Nestlé, el gigante de los alimentos y bebidas, actualizó recientemente sus “prácticas responsables de marketing hacia niños”. Como parte de esta nueva política que entrará en vigor en julio, la empresa dice que limitará la comercialización de alimentos poco sanos y ultraprocesados a niños menores de 16 años, alabándose a sí misma por ser “una de las primeras compañías de alimentos y bebidas en adoptar estándares así de estrictos de manera voluntaria”.
La estrategia de Nestlé no debe sorprender. Al enfrentarse a la amenaza de un escrutinio del gobierno, las empresas y asociaciones industriales suelen pregonar que la autorregulación como una alternativa más eficaz para proteger la salud pública. De hecho, es probable que lo contrario sea cierto. Por ejemplo, un estudio reciente de PRICELESS SA e investigadores de la Escuela de Sanidad Pública de la Universidad de Witwatersrand revisó 20 medidas voluntarias adoptadas por empresas de alimentos y bebestibles en países de ingresos bajos y medios, y encontró que esas iniciativas “a menudo apuntan a proteger los intereses del sector más que a mejorar la salud pública”.
La actual lucha de África contra las enfermedades crónicas subraya la urgente necesidad de que sus gobiernos penalicen a las Grandes Corporaciones Alimentarias, tal como lo hicieron con las Grandes Tabacaleras. Hoy las enfermedades no transmisibles (ENT), como la hipertensión, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, representan un 51% de los fallecimientos en Sudáfrica y cerca de un 37% en el África Subsahariana. Se espera que la cantidad de adultos africanos con diabetes, que en la actualidad asciende a 24 millones, aumente en un 129% para 2045.
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Calls at this year’s Shangri-La Dialogue in Singapore to improve military-to-military communication between the US and China, especially in light of increasingly aggressive encounters at sea and in the air, fell on deaf ears. Despite the best efforts of the US and its allies, China is in no hurry to re-engage.
considers the implications of the complete collapse of defense diplomacy between the US and China.
To think that technology will save us from climate change is to invite riskier behavior, or moral hazard. Whether a climate solution creates new problems has little to do with the solution, and everything to do with us.
offers lessons for navigating a field that is fraught with hype, unintended consequences, and other pitfalls.
JOHANNESBURGO – Nestlé, el gigante de los alimentos y bebidas, actualizó recientemente sus “prácticas responsables de marketing hacia niños”. Como parte de esta nueva política que entrará en vigor en julio, la empresa dice que limitará la comercialización de alimentos poco sanos y ultraprocesados a niños menores de 16 años, alabándose a sí misma por ser “una de las primeras compañías de alimentos y bebidas en adoptar estándares así de estrictos de manera voluntaria”.
La estrategia de Nestlé no debe sorprender. Al enfrentarse a la amenaza de un escrutinio del gobierno, las empresas y asociaciones industriales suelen pregonar que la autorregulación como una alternativa más eficaz para proteger la salud pública. De hecho, es probable que lo contrario sea cierto. Por ejemplo, un estudio reciente de PRICELESS SA e investigadores de la Escuela de Sanidad Pública de la Universidad de Witwatersrand revisó 20 medidas voluntarias adoptadas por empresas de alimentos y bebestibles en países de ingresos bajos y medios, y encontró que esas iniciativas “a menudo apuntan a proteger los intereses del sector más que a mejorar la salud pública”.
La actual lucha de África contra las enfermedades crónicas subraya la urgente necesidad de que sus gobiernos penalicen a las Grandes Corporaciones Alimentarias, tal como lo hicieron con las Grandes Tabacaleras. Hoy las enfermedades no transmisibles (ENT), como la hipertensión, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, representan un 51% de los fallecimientos en Sudáfrica y cerca de un 37% en el África Subsahariana. Se espera que la cantidad de adultos africanos con diabetes, que en la actualidad asciende a 24 millones, aumente en un 129% para 2045.
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