

From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
LEE, MASSACHUSETTS – El COVID-19 está haciendo estragos en economías avanzadas como Italia, Francia, España y Estados Unidos. Más allá de las muertes y del sufrimiento humano, los mercados están dando por cierta una recesión catastrófica acompañada de defaults masivos, como quedó de manifiesto en la revisión radical del riesgo de crédito corporativo por parte de los mercados financieros.
Por más terrible que suene, la situación en las economías avanzadas probablemente sea mucho más benigna de la que enfrentan los países en desarrollo, no sólo en términos de la carga de la enfermedad, sino también en términos de la devastación económica que enfrentarán. Y si bien dos comunidades académicas –los expertos en salud pública y los macroeconomistas- están empezando a dialogar entre sí, desafortunadamente la conversación ha involucrado, esencialmente, sólo a los países avanzados.
La comunidad de la salud pública ha popularizado las ecuaciones diferenciales que gobiernan el contagio. La gente ahora habla del rol del factor R0 (el número promedio de nuevas infecciones causadas por cada persona infectada) y de la necesidad de aplanar la curva de contagio mediante el distanciamiento social y los confinamientos.
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