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El nuevo mapa energético de Europa

MILÁN – La guerra en Ucrania está transformando el mapa energético de Europa. Los europeos cada vez más compran gas natural licuado (GNL) a Noruega, Qatar y Estados Unidos, así como gas natural a productores del norte de África y de Asia central, con lo cual Rusia ya no es el proveedor clave. La composición de las importaciones petroleras europeas también está cambiando ahora que están en vigencia las prohibiciones de la UE sobre petróleo crudo y productos derivados del petróleo provenientes de Rusia, por un total aproximado de 2,5 millones de barriles por día (b/d).  

Oriente Medio probablemente sea el más beneficiado por estos ajustes, ya que le permiten recuperar la posición de mercado prominente que perdió, en parte, con la revolución del esquisto de Estados Unidos y la transición global a fuentes de energía más limpia en los últimos diez años.

En teoría, volver a trazar el mapa petrolero es más fácil que rediseñar el mapa gasífero. El mercado petrolero está integrado globalmente y, en general, no se ve afectado por las principales barreras al flujo internacional de embarques de crudo. En cambio, el mercado de gas natural está más fragmentado a nivel regional, porque el gas, tradicionalmente, se ha transportado a través de gasoductos. Sería necesaria una proliferación global masiva de instalaciones de licuefacción y regasificación para que el mercado de GNL fuera tan vasto y eficiente como el mercado petrolero.  

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