BERLÍN – Los casi ocho meses de mandato del presidente estadounidense Donald Trump se han caracterizado por una serie de acontecimientos políticos preocupantes. Pero la culpa no es toda de Trump. Su presidencia es sólo el último acto de una larga tragedia política.
En el plano exterior, el problema comenzó en los noventa, cuando Estados Unidos dilapidó el dividendo de paz del fin de la Guerra Fría. En cuanto al ámbito interior, los fallos comenzaron incluso antes: desde la Reaganomics en los ochenta hasta el Obamacare en la segunda década de este siglo, grandes programas políticos prometieron mucho y cumplieron poco, mientras dejaban sin resolver los problemas subyacentes.
Es verdad que a los políticos estadounidenses no suele faltarles grandilocuencia; basta pensar en la campaña de anuncios televisivos de “las mañanas estadounidenses” que proclamaban un país “más orgulloso, fuerte y mejor” en tiempos de Ronald Reagan, el “sí, podemos” de Barack Obama o el sonsonete de “Estados Unidos primero” de Donald Trump. Y de John F. Kennedy en adelante los presidentes han comparado a Estados Unidos con una “ciudad en la colina”: un ejemplo para el resto del mundo.
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For advanced economies, immigration is a contentious topic, with countries struggling to settle on policies that will enable them to reap the benefits of immigration, without incurring excessive costs. But, rather than focusing on their own borders, they should be looking to mitigate migration pressures in source countries.
argues that efforts to spur growth in Africa can help to relieve immigration pressures in Europe.
Since 1960, only a few countries in Latin America have narrowed the gap between their per capita income and that of the United States, while most of the region has lagged far behind. Making up for lost ground will require a coordinated effort, involving both technocratic tinkering and bold political leadership.
explain what it will take finally to achieve economic convergence with advanced economies.
Between now and the end of this decade, climate-related investments need to increase by orders of magnitude to keep the world on track toward achieving even more ambitious targets by mid-century. Fortunately, if done right, such investments could usher in an entirely new and better economy.
explains what it will take to mobilize capital for the net-zero transition worldwide.
BERLÍN – Los casi ocho meses de mandato del presidente estadounidense Donald Trump se han caracterizado por una serie de acontecimientos políticos preocupantes. Pero la culpa no es toda de Trump. Su presidencia es sólo el último acto de una larga tragedia política.
En el plano exterior, el problema comenzó en los noventa, cuando Estados Unidos dilapidó el dividendo de paz del fin de la Guerra Fría. En cuanto al ámbito interior, los fallos comenzaron incluso antes: desde la Reaganomics en los ochenta hasta el Obamacare en la segunda década de este siglo, grandes programas políticos prometieron mucho y cumplieron poco, mientras dejaban sin resolver los problemas subyacentes.
Es verdad que a los políticos estadounidenses no suele faltarles grandilocuencia; basta pensar en la campaña de anuncios televisivos de “las mañanas estadounidenses” que proclamaban un país “más orgulloso, fuerte y mejor” en tiempos de Ronald Reagan, el “sí, podemos” de Barack Obama o el sonsonete de “Estados Unidos primero” de Donald Trump. Y de John F. Kennedy en adelante los presidentes han comparado a Estados Unidos con una “ciudad en la colina”: un ejemplo para el resto del mundo.
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