Para entender por qué las mujeres siguen sin formular las preguntas adecuadas

NUEVA YORK – En los Estados Unidos, estamos empezando a recuperarnos del jaleo totalmente previsible provocado por un lamento publicado por Anne-Marie Slaughter, ex Directora de Planificación de Políticas en el Departamento de Estado y profesora en la Universidad de Princeton, titulado “Para entender por qué las mujeres siguen sin poder tenerlo todo”. La respuesta era previsible, porque el artículo de Slaughter es uno que publica cada tres años, más o menos, y por turno un repertorio de diferentes mujeres poderosas (la mayoría blancas) en los Estados Unidos.

El artículo, sea quien fuere quien lo haya escrito, siempre se lamenta del “mito” de un equilibrio entre el trabajo y la vida en el caso de las mujeres que trabajan fuera de casa, presenta el techo de cristal y el agotamiento resultante del trabajo y la familia como una revelación personal y acusa al “feminismo” por ofrecer ese esquivo “ideal de tenerlo todo”. Y siempre se las arregla para esquivar los problemas más importantes que deberían abordar las políticas, cosa que resulta particularmente irónica en este caso, pues Slaughter estaba agotada de formular políticas.

Semejantes argumentos presentan muchos problemas. Para empezar, el equilibrio entre el trabajo y la familia ha dejado de ser una cuestión de las mujeres. En todo el mundo desarrollado, millones de hombres que trabajan y tienen hijos pequeños lamentan también las horas que pasan lejos de ellos y van a su casa a hacer gran parte de las tareas domésticas. Era una “cuestión de las mujeres” hace quince años, tal vez, pero ahora es una tensión ambiental de la vida moderna para una generación de mujeres y hombres que están comprometidos con la igualdad entre los sexos.

https://prosyn.org/L3TeXEWes