Las lecciones olvidadas de la burbuja inmobiliaria

NEW HAVEN – Hay mucha confusión sobre los precios de las viviendas. En todo el mundo, muchas personas creen que como la tierra se está acabando en una economía mundial que crece rápidamente, los precios de las casas y los departamentos deberían aumentar a un ritmo muy acelerado.

Esa confusión alentó a la gente a comprar casas por su valor de inversión –y fue así una de las principales causas de las burbujas inmobiliarias en todo el mundo, cuyo colapso alimentó la crisis económica actual. En efecto, muchas personas ya se están frotando las manos ante las posibilidades especulativas de comprar casas en los mercados deprimidos de hoy.

Pero en realidad no hay escasez de tierra. Todos los países principales del mundo tienen tierra en abundancia en forma de granjas y bosques, y gran parte de esa tierra podría convertirse algún día en terrenos urbanos. Menos del 1% de la tierra del planeta está urbanizada densamente, e incluso en los países principales más poblados la proporción no llega al 10%.

Frecuentemente hay barreras reglamentarias para convertir las tierras rurales en urbanas, pero estas barreras tienden a debilitarse a largo plazo si los incentivos económicos para evitarlas son lo suficientemente fuertes. Cada vez es más difícil para los gobiernos decir a sus ciudadanos que no pueden tener una vivienda asequible debido a las restricciones al uso del suelo.

El precio de las tierras rurales no ha crecido a un ritmo suficiente para enriquecer a los inversionistas. En Estados Unidos, el precio de las tierras agrícolas sólo aumento un 0.9% anual en términos reales (ajustados a la inflación) en todo el siglo XX. Los mayores beneficios que han obtenido los inversionistas proviene de las ganancias de las agroindustrias, no del aumento de los precios de la tierra.

A pesar del enorme auge de los precios de las tierras de cultivo en el siglo XXI en Estados Unidos, que iguala al auge de los precios de las viviendas en la década de los 2000, según el Departamento de Agricultura estadounidense el precio promedio de una hectárea de tierras de cultivo era de únicamente 6,800 dólares en 2008, y en esa superficie se podrían construir entre 10 y 20 viviendas unifamiliares rodeadas de predios amplios o un edificio de departamentos para 300 personas. El costo de la tierra podría fácilmente ser de apenas 20 dólares por persona o menos de 0.50 dólares a lo largo de una vida. Por supuesto, es posible que esas tierras no estén en lugares deseables actualmente, pero eso puede cambiar mediante la planeación urbana.

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Muchas personas piensan que la experiencia de Estados Unidos no se puede generalizar porque el país tiene mucha tierra en relación con su población. La población por kilómetro cuadrado en 2005 fue de 31 en Estados Unidos, comparada con 53 en México, 138 en China, 246 en el Reino Unido, 337 en Japón y 344 en la India.

Pero en la medida en que los productos de la tierra (alimentos, madera, etanol) se comercian en los mercados mundiales, el precio de cualquier tipo concreto de tierra debería ser aproximadamente el mismo en todas partes. Los agricultores no podrían obtener ganancias en un país donde la tierra fuera muy cara y dejarían de trabajarla a menos que el precio cayera a niveles mundiales, aunque se tendrían que hacer correcciones debido a las diferencias en los costos de la mano de obra y otros factores.

La escasez de materiales de construcción tampoco parece ser una razón para esperar que los precios de las viviendas aumenten. Por ejemplo, en Estados Unidos, el Índice de precios de la construcción de la publicación Engineering News Record (que se basa en los precios de la mano de obra, el concreto, el acero y la madera) de hecho ha disminuido en relación con los precios al consumidor en los últimos 30 años. En la medida en que existe un mercado mundial para estos factores de producción, la situación no debería ser muy distinta en otros países.

Una falacia aun más preocupante es que la gente tiende a confundir los niveles de precios con el ritmo de cambio de los precios. Creen que los argumentos que indican que los precios de las viviendas son más altos en un país que en otro también muestran que el ritmo de aumento de los precios es más acelerado.

Pero es probable que lo que suceda sea exactamente lo contrario. Los precios más elevados en un país dado pueden tender a crear las condiciones para que caigan en el futuro.

El tipo de expectativas de los precios de los bienes raíces en que se ha basado el pensamiento del público en las recientes burbujas a menudo ha sido muy poco realista. Hace algunos años, Karl Case y yo preguntamos a compradores de viviendas en ciudades de Estados Unidos que experimentaban burbujas cuánto creían que el precio de sus viviendas aumentaría anualmente en los siguientes diez años. La respuesta promedio fue de 10% anual. Si aplicamos esa tasa compuesta a lo largo de diez años, resulta que estaban esperando un aumento por un factor de 2.5 y, si se extrapola, por un factor de 2,000 a lo largo de una vida. Los precios de las viviendas no pueden tener esos aumentos durante períodos largos, porque nadie podría comprar una casa.

La verdad aleccionadora es que la crisis económica mundial actual fue provocada principalmente por el colapso de las burbujas especulativas de los mercados de bienes raíces (y de valores) – burbujas a las que contribuyó una confusión generalizada de los factores que influyen en los precios. Estas confusiones no se han aclarado, lo que significa que podrían volver a ocurrir los mismos trastornos especulativos.

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