Reavivar la Rusia rural

MOSCÚ – En 1906 mi bisabuelo, Pyotr Stolypin, fue nombrado primer ministro de la Rusia imperial. Entre sus primeras medidas inició una serie de reformas agrícolas destinadas a crear una nueva clase de pequeños agricultores. Después de cinco años, la población había aumentado a 18.5 millones, lo cual superaba en mucho la tasa de crecimiento previa: Rusia se había convertido en el mayor exportador de granos a Europa; y aproximadamente tres millones de agricultores privados se habían sumado a la nueva clase media rural.

El éxito de Stolypin reflejó no solo su enfoque sistemático para resolver un problema complejo sino también lo mucho que valoraba la agricultura. Sin embargo, en la Rusia de ahora, la agricultura a pequeña escala es un tema de baja prioridad si se le compara con las grandes operaciones industriales. La conveniencia y las ganancias rápidas triunfaron sobre la diversidad y la estabilidad.

La economía global de ahora se puede dividir en dos sistemas: uno virtual, donde hay una economía basada en valores que representa la mayor parte de la actividad económica y una pequeña, aunque poderosa, población mundial; y una economía rural, que representa una diminuta fracción del PIB global y afecta directamente las vidas de la gran mayoría de las personas. A medida que crece la brecha entre estos sistemas también aumentan las tensiones económicas y sociales, como se ilustra con las sublevaciones de la primavera árabe.

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