Protester in Street_John Brownlow John Brownlow/Flickr

La gran reacción contraria

NUEVA YORK – En el momento inmediatamente posterior a la crisis financiera mundial de 2008, el éxito de las autoridades en impedir que la “gran recesión” se convirtiera en la “gran depresión II” mantuvo a raya las peticiones de proteccionismo y las medidas aislacionistas, pero ahora ha llegado la reacción contra la mundialización y la mayor libertad de circulación de bienes, servicios, capital, mano de obra y tecnologías que la acompañó.

Ese nuevo nacionalismo adopta formas económicas diferentes: obstáculos al comercio, protección de activos, reacción contra la inversión extranjera directa, políticas que favorecen a los trabajadores y las empresas nacionales, medidas antiinmigración, capitalismo de Estado y nacionalismo en materia de recursos. En la esfera política, están subiendo los partidos populistas, antimundialización, antiinmigración y, en algunos casos, claramente racistas y antisemitas.

Esas fuerzas aborrecen la sopa de letras de instituciones de la gobernación supranacional –la UE, las NN.UU., la OMC y el FMI, entre otras–que requiere la mundialización. Incluso la red Internet, epitome de la mundialización durante los dos últimos decenios, corre el riesgo de resultar balcanizada a medida que países más autoritarios –incluidos China, el Irán, Turquía y Rusia– intentan limitar el acceso a los medios de comunicación social y reprimen la expresión libre.

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