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Capitalismo de vigilancia

CAMBRIDGE – Al tiempo que nos asomamos a una nueva década, también nos adentramos en una nueva era de la economía política. Durante siglos el capitalismo ha evolucionado a través de diversas etapas, desde el capitalismo industrial, al corporativo y el financiero. Ahora estamos ingresando en la era del «capitalismo de vigilancia».

En el capitalismo de vigilancia, las experiencias vividas por la gente son reclamadas unilateralmente por empresas privadas y convertidas en flujos de datos patentados. Algunos de esos datos se usan para mejorar productos y servicios, al resto se los considera una «plusvalía conductual» y son valiosos por sus abundantes señales predictivas. Estos datos predictivos son enviados a las fábricas de la nueva era con inteligencia artificial, donde son procesados y convertidos en productos predictivos extremadamente rentables, que anticipan nuestras decisiones actuales y futuras. Los productos predictivos son entonces comerciados en lo que llamo «mercados de futuros conductuales», donde los capitalistas de vigilancia venden certidumbre a sus clientes corporativos. La «proporción de clics» de Google fue el primer producto predictivo exitoso, y sus mercados de anuncios fueron los primeros en operar con futuros humanos. Los capitalistas de vigilancia ya se han enriquecido inmensamente gracias a estas operaciones de intermediación y cada vez son más las empresas, en casi todos los sectores económicos, dispuestas a apostar por nuestro comportamiento futuro.

La dinámica competitiva de estos nuevos mercados revela los imperativos económicos del capitalismo de vigilancia. En primer lugar, la inteligencia artificial requiere muchos datos: economías de escala. En segundo lugar, las mejores predicciones también requieren variedad en los datos: economías de alcance. Esto impulsó la ampliación de la captura de plusvalía más allá de los «me gusta» y los clics, hacia el mundo fuera de línea: nuestro ritmo y modo de correr; nuestras conversaciones durante el desayuno; nuestras búsquedas de sitios donde estacionar; nuestras caras, voces, personalidades y emociones. En una tercera fase de intensidad competitiva, los capitalistas de vigilancia descubrieron que los datos más predictivos provienen de la intervención en la acción humana para convencer, ajustar, arrear y modificar el comportamiento en la dirección de resultados garantizados. Este cambio del conocimiento en poder transforma la tecnología, de un medio de producción pasa a ser un medio mundial de modificación del comportamiento para lograr «economías de acción».

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