Difíciles decisiones para Europa en 2020

PARÍS – Por primera vez desde 1957, Europa se encuentra en una situación en la que tres grandes potencias (Estados Unidos, China y Rusia) tienen interés en debilitarla. Sus formas de presionar a la Unión Europea podrán ser muy diferentes, pero las tres coinciden en una hostilidad esencial al modelo de gobernanza de la UE.

El modelo europeo, al fin y al cabo, se basa en el principio de soberanía compartida entre los estados en áreas cruciales como la estandarización de mercados y el comercio internacional. Esa idea liberal es antitética a la visión estadounidense, china y rusa de la soberanía, para la cual las prerrogativas de los estados están por encima de las reglas y normas de conducta mundiales. La soberanía compartida sólo es posible entre estados liberales; la soberanía pura es exclusividad de populistas y autoritarios.

Pero la hostilidad actual contra la UE también se debe en parte a su innegable peso económico en el mundo. Sin ella, es probable que Estados Unidos bajo el presidente Donald Trump ya hubiera conseguido obligar a Alemania y a Francia a rendirse a sus demandas en política comercial. Francia no hubiera podido oponerse a la inclusión de cuestiones agrícolas en las negociaciones bilaterales con Estados Unidos si estuviera sola. La UE, en su carácter de “frente común”, funciona para sus partes constitutivas como un multiplicador de potencia en todas las áreas donde comparten la soberanía.

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