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Es tiempo de brillar para Europa

PARÍS – Después de todo lo que hicieron por elevar el debate climático internacional a los más altos niveles de la diplomacia, la Unión Europea y los gobiernos de estados miembros clave se encontrarán pronto frente a una paradoja fundamental. Quienes han sido vanguardia y norma del mundo, van camino a un año de escaramuzas y largos conflictos políticos en el intento de hacer realidad sus propias ambiciones climáticas.

El 14 de julio y sin hacer mucho aspaviento, la Comisión Europea reveló una de las respuestas de política climática más importantes desde la firma del Acuerdo de París en 2015. El plan Objetivo 55 de la Comisión propone un modelo audaz para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 55% de aquí a 2030 y alcanzar la emisión neta nula en 2050. El plan, que incluye un conjunto preciso de propuestas de políticas adaptadas a una variedad de geografías, sistemas sociales, combinaciones energéticas y niveles de riqueza, es realmente impresionante y muestra en forma clara cómo será la implementación del Pacto Verde de la UE en la práctica.

A diferencia de su homólogo estadounidense, el Pacto Verde europeo no nació del activismo de base. Aunque es una respuesta a demandas a las que los votantes dieron su apoyo en las últimas elecciones de la UE, la base de la iniciativa es el ejecutivo europeo. La Comisión tiene el mérito de haber movilizado la experiencia tecnocrática y legislativa necesaria con más rapidez que cualquier otra institución en el mundo. Y como el Pacto Verde europeo definirá la política económica en el mayor mercado común del planeta, tiene potencial para sentar nuevas normas en el nivel internacional y definir los contornos de la futura economía descarbonizada.

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