Chinese flag China's flag/Pixabay

La visión de la Ruta de la Seda de China

PEKÍN – En el año 2015, los titulares mundiales reflejaron las preocupaciones sobre la desaceleración económica de la China y cuestionaban si era posible que el país pueda mantener su impulso de reforma y completar su desplazamiento hacia un nuevo modelo de crecimiento basado en un mayor consumo interno y servicios ampliados. Dentro de China, sin embargo, la confianza en la trayectoria a largo plazo de la economía no ha disminuido. De hecho, aunque sin lugar a dudas los líderes chinos están conscientes de la desaceleración del crecimiento, ellos continúan centrados en garantizar la ejecución de la iniciativa del presidente Xi Jinping denominada “un cinturón, un camino”. Eso continuará siendo cierto durante el año 2016.

Menos de cuatro décadas después de que Deng Xiaoping diera inicio a la estrategia de “reforma y apertura”, China ha alcanzado el estatus de país de ingresos medios altos. Ahora, es el país más grande del mundo con respecto al comercio exterior y la segunda economía más grande del mundo (y la más grande en términos de paridad de poder adquisitivo). Sin embargo, tal como saben los líderes de China, se debe hacer mucho más para lograr lo que Xi ha llamado “el gran rejuvenecimiento de la nación china”. Para unirse a las filas de las economías de altos ingresos del mundo, China debe utilizar los mercados y los recursos, tanto dentro como fuera del país, de manera más eficiente. Y, tiene que asumir más responsabilidades – y sentar mayor influencia – en el escenario mundial.

El orden internacional actual favorece sin duda los intereses de Estados Unidos y de sus aliados. Eso tenía sentido después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se estableció dicho orden. Pero el equilibrio mundial de poder ha cambiado. Si se espera que China sea un "“participante responsable” en los asuntos mundiales – y lo es – necesita desempeñar un rol más prominente en la toma de decisiones a nivel internacional.

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