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De cómo YouTube trajo de regreso la política a Rusia

MOSCÚ – Por generaciones, la televisión ha ocupado un lugar prominente en los hogares rusos. Para muchos, relajarse viendo las noticias tras un largo día de trabajo es una rutina cotidiana. Se puede gritar a la cara de quienes estén en pantalla, pero sin embargo la gente sigue pegada a ella. En la era soviética, las estaciones mentían descaradamente en los seis canales; hoy mienten con más descaro todavía, y en muchos más canales.

De hecho, la Rusia del siglo veintiuno tiene apenas un canal de televisión liberal independiente: mi empleador Dozhd TV, que ha sido excluido de los principales paquetes de televisión por cable debido a la presión de las autoridades. Como resultado, muchos rusos no pueden acceder a nosotros y acaban por recurrir a lo que haya disponible, muy a sabiendas del total descrédito de los “expertos” y funcionarios que aparezcan allí. Lo hacen por una mezcla de hábito, inercia y desidia, y es posible que sigan haciéndolo por un largo tiempo.

Pero incluso en condiciones de censura generalizada e incesante propaganda, gracias a la Internet hay algunos avances promisorios en el periodismo ruso. El país se está dividiendo cada vez más entre dos realidades paralelas: la post-soviética ya conocida y otra generada por YouTube, en que es posible ver transmisiones en directo de manifestaciones y protestas, investigaciones en profundidad sobre la corrupción oficial y entrevistas con personas que están en la lista negra de los canales televisivos estatales.

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