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El mundo necesita un año decisivo

LONDRES – Este año tiene que convertirse en un punto de inflexión para el mundo. Aunque con frecuencia la cooperación internacional fracasó en 2020, tenemos ahora la oportunidad —y la responsabilidad— de marcar el inicio de una nueva era en la que un mundo más sano, ecológico, seguro y justo sea posible.

La gran verdad que nos dejó la pandemia del coronavirus es que nadie, en ningún lugar, estará a salvo de la COVID-19... hasta que todos, en todas partes, lo estén. El primer paso, cuya rentabilidad supera con creces sus costos, es garantizar la vacunación masiva en todos los países afectados. El apoyo del G7 y el G20 que facilitará el acceso a las vacunas para los países con ingresos bajos y medios no es un acto de caridad, sino una acción estratégica que beneficia a todos los países. De hecho, el Fondo Monetario Internacional cree que ese apoyo será la mejor inversión pública de la historia.

En la cumbre del G7 de esta semana en Cornwall, los estados miembros y sus invitados deben marcar el camino garantizando el pago del 67 % de los fondos necesarios par el Acelerador de Acceso a Herramientas para la COVID-19 (ACT, por su sigla en inglés) para este año y el que viene. Esto se basa en un enfoque de financiamiento equitativo según las capacidades de cada uno, y en una fórmula para distribuir la carga financiera propuesta por los  gobiernos de Noruega y Sudáfrica, que refleja una evaluación realista de la capacidad de pago de los países.

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