jim yong kim Alex Wong/Getty Images

El líder que necesita el Banco Mundial

ITHACA/WASHINGTON, DC – La renuncia repentina de Jim Yong Kim como presidente del Grupo del Banco Mundial (GBM) ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la dirección, legitimidad y efectividad de esa institución de 75 años. Al igual que otras instituciones multilaterales, el Banco en los últimos años ha recibido críticas por su elitismo y por defender modelos caducos de globalización económica que no han sabido ofrecer beneficios generalizados. También se ha convertido en otro escenario donde se dirime la rivalidad geopolítica de grandes potencias entre Estados Unidos y China.

Frente a esta realidad, los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G-20 crearon una comisión en abril de 2017 para recomendar reformas en la arquitectura financiera global y las instituciones financieras internacionales. Y en una reunión del G-20 en octubre de 2018, la comisión emitió un informe que delineaba medidas “para crear un orden internacional cooperativo para un mundo que ha cambiado irreversiblemente”.

La misión apropiada de las instituciones financieras multilaterales de desarrollo es ayudar a resolver los problemas urgentes y de gran escala en el mundo en desarrollo. Por ejemplo, hoy en día somos testigos de la mayor expansión urbana en la historia y, para afrontarla, hará falta duplicar la existencia de infraestructura global en los próximos 15 años. Las instituciones multilaterales también tienen un rol que desempeñar a la hora de abordar la gran expansión demográfica de África, y sentar las bases para un crecimiento económico sostenible y descarbonizado en todo el mundo en desarrollo. De no hacerlo, el mundo tendría que prepararse para ver más migración, desempleo, frustración y furia en los próximos años.

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