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Después de "Doing Business"

WASHINGTON, DC – A comienzos de este año, el Banco Mundial me encomendó a mí y a cinco colegas académicos que desarrolláramos recomendaciones sobre cómo mejorar la metodología detrás de su informe anual Doing Business (Informe de facilidad para hacer negocios), que calificaba a los países en base a la calidad de sus regulaciones comerciales y su ambiente de negocios general. El informe había sido un pararrayos para la controversia desde su incepción en 2003. Si bien generó una cobertura elogiosa en los medios económicos globales, también fue objeto de constantes críticas por su aparente sesgo anti-regulación, anti-sindicatos y anti-impuestos.

El 1 de septiembre, presentamos nuestras recomendaciones finales, e instamos a una revisión importante de Doing Business, que incluía poner fin a la práctica de calificar a los países. Dos semanas más tarde, el Banco Mundial anunció que eliminaba el informe por completo después de que una investigación separada realizada por un estudio de abogados externo concluyera que los datos habían sido manipulados deliberadamente para alterar las calificaciones de algunos países, esencialmente las de China y Arabia Saudita.

Dejando de lado el debate sobre lo que realmente sucedió en el pasado, el fin de Doing Business tiene consecuencias importantes. No tenemos dudas de que el mundo necesita una herramienta para medir las condiciones de los países para el desarrollo de los negocios y el atractivo para la inversión extranjera directa, y de que los datos de un proyecto semejante son sumamente relevantes tanto para los investigadores como para los líderes empresariales y gubernamentales.  

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