CAMBRIDGE – Las crisis vienen en dos variantes: aquellas para las que no podíamos estar preparados, porque nadie las había anticipado, y aquellas para las que deberíamos haber estado preparados, porque en verdad eran esperables. El COVID-19 entra en la segunda categoría, no importa lo que diga el presidente norteamericano, Donald Trump, para eludir responsabilidades por la catástrofe que se está desarrollando. Aunque el propio coronavirus es nuevo y el momento en que se produjo el brote actual podría no haberse previsto, los expertos reconocían que una pandemia de este tipo era probable.
Los brotes de SARS, MERS, H1N1 y ébola, entre otros, habían ofrecido grandes advertencias. Hace quince años, la Organización Mundial de la Salud revisó y actualizó el marco global para responder a los brotes, intentando reparar las deficiencias percibidas en la respuesta global que se experimentaron durante el brote del SARS en 2003.
En 2016, el Banco Mundial lanzó un Mecanismo de Financiamiento de Emergencia para Casos de Pandemia para ofrecer asistencia a los países de bajos ingresos frente a crisis sanitarias transfronterizas. Lo más curioso es que, pocos meses antes de que estallara el COVID-19 en Wuhan, China, un informe del gobierno de Estados Unidos advirtió a la administración Trump sobre la posibilidad de una pandemia de gripe de la magnitud de la epidemia de gripe hace cien años, que acabó con la vida de unos 50 millones de personas en todo el mundo.
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Los brotes de SARS, MERS, H1N1 y ébola, entre otros, habían ofrecido grandes advertencias. Hace quince años, la Organización Mundial de la Salud revisó y actualizó el marco global para responder a los brotes, intentando reparar las deficiencias percibidas en la respuesta global que se experimentaron durante el brote del SARS en 2003.
En 2016, el Banco Mundial lanzó un Mecanismo de Financiamiento de Emergencia para Casos de Pandemia para ofrecer asistencia a los países de bajos ingresos frente a crisis sanitarias transfronterizas. Lo más curioso es que, pocos meses antes de que estallara el COVID-19 en Wuhan, China, un informe del gobierno de Estados Unidos advirtió a la administración Trump sobre la posibilidad de una pandemia de gripe de la magnitud de la epidemia de gripe hace cien años, que acabó con la vida de unos 50 millones de personas en todo el mundo.
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