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WikiLeaks, secretos y mentiras

SINGAPUR – La última descarga de información por parte de WikiLeaks ofrece fascinantes revelaciones sobre el funcionamiento del Departamento de Estado de los Estados Unidos que mantendrán a los expertos en política exteriores y a los teóricos de las conspiraciones muy ocupados durante meses. Naturalmente, gran parte de lo comunicado no es “noticia”, en el sentido tradicional, sino una serie de embarazosas meteduras de pata: verdades que nunca se deseó oír en voz alta.

Subyace a esos chismorreos –no debe extrañar que los americanos consideraran al Primer Ministro italiano, Silvio Berlusconi “vanidoso” o a Robert Mugabe de Zimbabwe “un viejo loco” – la cuestión más amplia de si los gobiernos deben poder guardar secretos.

El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, sostiene que la respuesta es “no” y que una mayor transparencia “crea una sociedad mejor para todo el mundo”, lo que plantea la cuestión de por qué los gobiernos guardan secretos y si se trata de razones justificadas.

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