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¿Por qué celebrar conversaciones con Irán?

WASHINGTON, DC – el 12 de junio es el primer aniversario de la cuestionada reelección de Mahmoud Ahmadinejad como presidente de Irán. A pesar de los continuos esfuerzos de la oposición iraní para impugnar los resultados y avanzar hacia la liberalización política, Ahmadinejad y sus aliados han tenido éxito en consolidarse en el poder mediante el uso de la fuerza bruta para reprimir el movimiento reformista. Se han desvanecido las esperanzas de que una rebelión popular pudiera derrocar el régimen.

Mientras tanto, la crisis por el programa nuclear de Irán se está agravando. El régimen iraní sigue desafiando los esfuerzos de la comunidad internacional para evitar que dicho país desarrolle armas nucleares. En respuesta, la administración del presidente estadounidense, Barack Obama, ha estado trabajando con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para imponer sanciones económicas más severas. No obstante, Irán se acerca poco a poco al dominio del proceso de enriquecimiento de uranio para llegar al grado de pureza necesario en la producción de armas. Entre más cerca esté Irán de desarrollar una arma nuclear, mayor será la probabilidad de que Israel, con o sin ayuda de los Estados Unidos, pueda atacar las instalaciones nucleares de Irán.

La intransigencia del gobierno iraní, sus esfuerzos flagrantes para engañar a los inspectores nucleares, sus llamados de odio para destruir Israel, su represión brutal de los opositores políticos –son todas buenas razones para que Obama cierre firmemente la puerta del diálogo. Ante el fracaso de la diplomacia para frenar las ambiciones nucleares de Irán, los críticos de la vía del compromiso afirman que es tiempo de recurrir a la coerción antes de que Irán cruce el Rubicón nuclear. Cada vez más voces reniegan de la vía diplomática con los gobernantes de Irán e insisten en que es tiempo de que el régimen se acabe.

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