¿Por qué están paralizados los gobiernos?

MILÁN – No es ningún secreto que la economía mundial está en problemas. Europa se encuentra en medio de una crisis cuya causa fundamental es una unión económica y monetaria estructuralmente defectuosa. Los Estados Unidos, que emerge lentamente de una crisis financiera y de un desapalancamiento generalizado, está experimentando una desaceleración del crecimiento, un problema persistente en cuanto al empleo, un cambio adverso en la distribución del ingreso y desafíos estructurales, con acciones políticas poco decisivas o eficaces.

Mientras tanto, entre las principales economías emergentes, el proceso de reforma de China está en suspenso, en espera de una transición de liderazgo que se llevará a cabo este otoño, misma que aclarará los objetivos y relaciones de poder de los distintos intereses internos. India, que ha perdido el impulso de la reforma, está experimentando una desaceleración económica y una posible pérdida de confianza de los inversores.

Los efectos negativos de estos problemas están interactuando, alimentándose entre ellos mismos, y extendiéndose hacia el resto de la economía mundial. Y, sin embargo, a pesar de una sensación palpable de preocupación de que algo está muy mal, el pronóstico de que ocurra un cambio significativo es sombrío – y produce deterioro.

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