http://prosyn.org/tygY6ee/es;
New Comment
Email this piece to a friend
Contact us
Please select an option
- Secure publication rights
- Submit a commentary for publication
- Website help
- Careers
- Advertise with us
- Feedback/general inquiries
- Education Subscriptions
- Corporate Subscriptions
Please wait, fetching the form
Please wait, fetching the form
Please wait, fetching the form
Please wait, fetching the form
Please wait, fetching the form
Please wait, fetching the form
Please wait, fetching the form
Por fin Gordon Brown recibe de manos de Tony Blair el cargo de primer ministro de Gran Bretaña, concretando así su ambición de toda la vida, como por derecho. Ese es su primer problema. No ha sido elegido por nadie -ni por el Partido Laborista, ni por los votantes británicos; simplemente se topó con una herencia que durante mucho tiempo creyó que le correspondía.
¿Cómo hará, entonces, Brown para adquirir legitimidad como nuevo líder de Gran Bretaña? Lo único que queda claro es que no ganará legitimidad si sólo entrega más de lo que Blair ha estado ofreciendo los últimos diez años.
El segundo problema de Brown es la imagen espejo del primero. Como alto funcionario del gobierno de Blair en todo su mandato, comparte responsabilidad por todo lo que Blair ha hecho. Los analistas políticos suelen asegurar que detectan diferencias importantes en sus actitudes políticas subyacentes. Sin embargo, en la práctica, Brown permaneció en las sombras, administrando hábilmente la economía, pero manteniéndose silencioso y enigmático sobre cuestiones políticas vitales y, aparentemente, respaldando todo lo que hizo Blair.
We hope you're enjoying Project Syndicate.
To continue reading, subscribe now.
Subscribe
Get unlimited access to PS premium content, including in-depth commentaries, book reviews, exclusive interviews, On Point, the Big Picture, the PS Archive, and our annual year-ahead magazine.
Already have an account or want to create one? Log in