LONDRES – El “metaverso” aún no ha llegado, y cuando llegue no será un dominio único bajo el control de una sola empresa. Facebook quiso inducirnos a tener esa impresión cuando cambió su nombre a Meta, pero su cambio de marca coincidió con inversiones de gran importancia por parte de Microsoft y Roblox. Todas estas empresas se están inclinando con dirección a dar forma a cómo se utilizarán las identidades digitales y la realidad virtual para organizar una parte aún mayor de nuestras vidas cotidianas: desde el trabajo y la atención médica hasta las compras, los juegos y otras formas de entretenimiento.
El metaverso no es un concepto nuevo. El término fue acuñado por el novelista de ciencia ficción Neal Stephenson en su libro Snow Crash publicado el año 1992, en dicho libro se describe una distopía hipercapitalista en la que la humanidad ha optado, colectivamente, por vivir en entornos virtuales. Hasta ahora, la experiencia no ha sido menos distópica aquí, en el mundo real. La mayoría de los experimentos con entornos digitales inmersivos se han visto empañados de inmediato por la intimidación, el acoso, la agresión sexual digital y todos los otros abusos que hemos llegado a asociar con plataformas que “se mueven rápido y rompen cosas”.
Nada de esto debería causar sorpresa. La ética de las nuevas tecnologías siempre ha ido a la zaga de las innovaciones propiamente dichas. Por esta razón, los partes interesadas independientes deberían proporcionar modelos de gobernanza más temprano que tarde, es decir antes de que las corporaciones que tienen sus propios intereses lo hagan, y actúen teniendo en mente sus propios márgenes de ganancia.
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The bipartisan push to ban TikTok in the US reflects both the growing distrust of China and lawmakers’ limited understanding of the tech world. While there are legitimate national-security concerns associated with the platform, a US ban could end up accelerating deglobalization.
thinks efforts to restrict American users’ access to the app are hypocritical and counterproductive.
Turkey's massive death toll from the earthquakes in February attests to a much larger problem. From an overly powerful construction lobby and endemic corruption to the steady erosion of democratic institutions, it is clear that the country now needs a thorough political and economic transformation.
think the country needs not just a new government but a broader economic and political transformation.
LONDRES – El “metaverso” aún no ha llegado, y cuando llegue no será un dominio único bajo el control de una sola empresa. Facebook quiso inducirnos a tener esa impresión cuando cambió su nombre a Meta, pero su cambio de marca coincidió con inversiones de gran importancia por parte de Microsoft y Roblox. Todas estas empresas se están inclinando con dirección a dar forma a cómo se utilizarán las identidades digitales y la realidad virtual para organizar una parte aún mayor de nuestras vidas cotidianas: desde el trabajo y la atención médica hasta las compras, los juegos y otras formas de entretenimiento.
El metaverso no es un concepto nuevo. El término fue acuñado por el novelista de ciencia ficción Neal Stephenson en su libro Snow Crash publicado el año 1992, en dicho libro se describe una distopía hipercapitalista en la que la humanidad ha optado, colectivamente, por vivir en entornos virtuales. Hasta ahora, la experiencia no ha sido menos distópica aquí, en el mundo real. La mayoría de los experimentos con entornos digitales inmersivos se han visto empañados de inmediato por la intimidación, el acoso, la agresión sexual digital y todos los otros abusos que hemos llegado a asociar con plataformas que “se mueven rápido y rompen cosas”.
Nada de esto debería causar sorpresa. La ética de las nuevas tecnologías siempre ha ido a la zaga de las innovaciones propiamente dichas. Por esta razón, los partes interesadas independientes deberían proporcionar modelos de gobernanza más temprano que tarde, es decir antes de que las corporaciones que tienen sus propios intereses lo hagan, y actúen teniendo en mente sus propios márgenes de ganancia.
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