WASHINGTON, DC – Los líderes demócratas y republicanos en Washington de repente se apresuran para llegar a un acuerdo sobre la necesidad de implementar importantes recortes impositivos –que afectan no sólo a los norteamericanos de clase media, sino también a la gente muy rica (mientras vivan y cuando mueran)-. ¿Este repentino estallido del tan deseado consenso bipartidario indica que un nuevo Estados Unidos más fuerte está a la vuelta de la esquina?
Desafortunadamente, sucede todo lo contrario. Lo que estamos viendo es un acuerdo entre partidos sobre una estrategia muy peligrosa para las finanzas públicas: una continuación y una extensión de lo que el presidente George H.W. Bush memorablemente llamó “economía vudú”. Sus consecuencias están por pasarles factura a Estados Unidos, y al mundo.
Bush competía con Ronald Reagan por la candidatura republicana en 1980. Reagan sugirió que los recortes impositivos se pagarían solos; es decir, que en realidad generarían ingresos –una noción que luego se conoció como economía “del lado de la oferta”-. No tiene nada de malo preocuparse por el efecto desmotivador de mayores impuestos, pero la versión extrema planteada por Reagan en realidad no se aplicaba a Estados Unidos. Cuando uno recorta impuestos, obtiene menores ingresos, lo que significa un mayor déficit presupuestario.
WASHINGTON, DC – Los líderes demócratas y republicanos en Washington de repente se apresuran para llegar a un acuerdo sobre la necesidad de implementar importantes recortes impositivos –que afectan no sólo a los norteamericanos de clase media, sino también a la gente muy rica (mientras vivan y cuando mueran)-. ¿Este repentino estallido del tan deseado consenso bipartidario indica que un nuevo Estados Unidos más fuerte está a la vuelta de la esquina?
Desafortunadamente, sucede todo lo contrario. Lo que estamos viendo es un acuerdo entre partidos sobre una estrategia muy peligrosa para las finanzas públicas: una continuación y una extensión de lo que el presidente George H.W. Bush memorablemente llamó “economía vudú”. Sus consecuencias están por pasarles factura a Estados Unidos, y al mundo.
Bush competía con Ronald Reagan por la candidatura republicana en 1980. Reagan sugirió que los recortes impositivos se pagarían solos; es decir, que en realidad generarían ingresos –una noción que luego se conoció como economía “del lado de la oferta”-. No tiene nada de malo preocuparse por el efecto desmotivador de mayores impuestos, pero la versión extrema planteada por Reagan en realidad no se aplicaba a Estados Unidos. Cuando uno recorta impuestos, obtiene menores ingresos, lo que significa un mayor déficit presupuestario.