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La lucha por la libertad en Venezuela

CARACAS – A partir de la rebelión ciudadana que se desplegó en toda Venezuela entre abril y agosto de este año, se produjo un cambio muy significativo en la visión y posición de la comunidad internacional con respecto a la crisis en nuestro país. En los últimos meses, cientos de miles de ciudadanos han salido de Venezuela y cada día son más quienes escapan del hambre, la enfermedad y la opresión. Al régimen de Maduro no le importa; por el contrario, incentiva la huída de todos aquellos que no están dispuestos a aceptar la humillación de la dictadura. 

El despotismo de Maduro no es una réplica exacta del de Raúl Castro en Cuba. En lugar de ser un régimen totalitario absoluto, lo que tenemos en Venezuela es un estado permanente de excepción, un entramado político que vacía la democracia de toda sustancia, mientras usa las elecciones como una fachada para perpetuarse en el poder. El nombre del juego es fraude electoral sistemático, a través de la estricta subordinación de instituciones como el Consejo Nacional Electoral, ente que en cualquier democracia decente debería garantizar la auténtica expresión de la soberanía popular. 

La represión del régimen se ha expandido, con un costo de cientos de muertos, heridos y encarcelados. El régimen tortura, persigue y exilia a sus oponentes, amenaza e intimida a sus críticos, y censura o clausura medios independientes, asfixiando selectivamente la libertad de acuerdo a las circunstancias. Con ello, Maduro busca evitar un esfuerzo más coordinado, tanto interno como externo, que lo fuerce a él y a su régimen a dejar el poder. Este intento de engañar a la comunidad internacional llegó a su fin en 2017; una mayor consciencia ha tomado lugar acerca de la naturaleza del régimen que transformó un país próspero y seguro, en un centro de crimen y pobreza. 

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