US President-elect Joe Biden may have promised a “return to normalcy,” but the truth is that there is no going back. The world is changing in fundamental ways, and the actions the world takes in the next few years will be critical to lay the groundwork for a sustainable, secure, and prosperous future.
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MUNICH – Los economistas especializados en la teoría del juego saben que nunca basta con un Plan A, sino que también hay que idear y desarrollar un Plan B creíble que haga avanzar las negociaciones en torno a ese Plan A. El ministro de finanzas de Grecia, Yanis Varoufakis, lo sabe muy bien. Como “peso pesado” ungido por el gobierno griego, se encuentra trabajando en un Plan B (el potencial abandono de la eurozona), mientras el Primer Ministro Alexis Tsipras queda disponible para el Plan A (una extensión del acuerdo crediticio a Grecia y la renegociación de los términos de su rescate). En cierto sentido juegan al clásico juego del “policía bueno y el policía malo”, y hasta ahora con bastantes buenos resultados.
Dos elementos dan forma al Plan B. Primero, simple provocación, apuntando a encolerizar a los ciudadanos griegos y elevar las tensiones entre el país y sus acreedores. Los griegos tienen que creer que se están salvando de una grave injusticia a fin de seguir confiando en su gobierno durante el difícil periodo que vivirían tras una salida de la eurozona.
Segundo, el gobierno griego está elevando los costes del Plan B para la contraparte, al permitir a sus ciudadanos que retiren sus capitales. Si lo quisiera, podría contener esta tendencia con un enfoque más conciliador o detenerla por completo con la introducción de controles al capital. Sin embargo, con ello se debilitaría su posición negociadora, y esa no es una opción para ellos.
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