Usando y Abusando del Tribunal de La Haya

El Tribunal Internacional de La Haya fue pensado como una espada de Damocles contra las violaciones de los derechos humanos en la región de los Balcanes. Al interior de los Balcanes, sin embargo, se ha convertido en una herramienta política que tanto los nacionalistas como sus oponentes explotan como parte de un interminable juego de "divide y (quizá) gobierna". Croacia es como un libro de texto a ese respecto.

Los nudos y las fisuras ahora atormentan a las jóvenes reformas democráticas de Croacia. Las razones de eso se relacionan con la indisposición del Primer Ministro, Ivica Racan, para enfrentar directamente los centros de poder que dejó el régimen del difunto presidente Franjo Tudjman, cuyo partido de ideologías nacionalistas, la Unión Democrática Croata (HDZ), perdió el puesto por votación en enero de 2001 después de la muerte de Tudjman en diciembre de 1999. Tudjman forjó un régimen autoritario que enturbió las distinciones entre el HDZ y las agencias estatales, en particular el ejército y la policía. Este lodoso legado sigue estando presente en el corazón de los problemas actuales de Croacia y en sus relaciones con el Tribunal de La Haya.

En enero de 2001 el entonces nuevo Premier Racan se enfrentó a una decisión difícil: purgar velozmente las burocracias estatales de los partidarios de Tudjman o ceder a las obstructivas estratagemas de quienes son leales al HDZ. Tal y como la instintiva indecisión de Racan debía hacer, el Primer Ministro se aletargó. Prefirió concentrarse en reformas constitucionales que fueron en su mayoría interpretadas como un intento de quitarle al nuevo presidente, Stjepan Mesic (él mismo opotente de muchos años de Tudjman), de los robustos poderes ejecutivos que Tudjman incluyó en la constitución para sí mismo.

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