us soldier Afghanistan Joe Raedle/Getty Images

Agonizando por Afganistán

NUEVA YORK – Después de más de 17 años, llegó la hora de aceptar dos verdades importantes respecto de la guerra en Afganistán. La primera es que no habrá ninguna victoria militar del gobierno y de sus socios norteamericanos y de la OTAN. Las fuerzas afganas, si bien son mejores de lo que eran, no son lo suficientemente buenas, y es poco probable que alguna vez sean capaces de derrotar a los talibán. Esto no se debe simplemente a que las tropas del gobierno carezcan de la unidad y muchas veces del profesionalismo para imponerse, sino también a que los talibán están altamente motivados y gozan de un respaldo considerable en el país y de parte de Pakistán, que ofrece apoyo y refugio cruciales.

La segunda verdad es que resulta improbable que las negociaciones de paz funcionen. Las conversaciones han tenido lugar interrumpidamente con el correr de los años, pero la diplomacia nunca está muy alejada de los hechos y las tendencias en el terreno. Ambos funcionan en contra de un acuerdo negociado.

La situación en el terreno es una suerte de impasse que se deteriora lentamente. El gobierno controla el territorio donde vive aproximadamente dos tercios de la población. Pero los talibán y hasta grupos más radicales, inclusive aquellos asociados con Al-Qaeda y Estado Islámico, controlan o disputan casi la mitad del territorio y han demostrado en repetidas oportunidades una capacidad para atacar blancos militares y civiles por igual en cualquier parte dentro del país, incluyendo la capital, Kabul.

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