ZÚRICH – Desde 1960, Estados Unidos ha subido su techo de endeudamiento 78 veces; que pronto serán 79, si el Congreso aprueba el último acuerdo in extremis. En una pared de Manhattan, no lejos de Times Square, hay un contador gigante que muestra en tiempo real el monto de la deuda nacional.
Desde su inauguración en 1989, el Reloj de la Deuda Nacional ha marcado un ascenso inexorable, pasando de 2,7 billones de dólares a más de 31 billones en la actualidad. Nunca antes Estados Unidos o la economía mundial habían estado tan endeudados. Y desde 2000, el stock de deuda global se disparó de 87 billones de dólares a más de 300 billones; un ritmo que casi duplica el crecimiento del PIB mundial.
Dejando a un lado la teatralización política, las intrigas y los juegos al borde del abismo que hoy acompañan cada aumento del techo de endeudamiento en los Estados Unidos, ¿hay algo que pueda hacerse para detener (o al menos frenar) el reloj?
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While Europe bears disproportionate historical responsibility for climate change, it accounts for just 7.5% of global emissions today, meaning that the actions taken within the EU can have only a limited impact on the world’s climate. In fact, the only solution to climate change is a global one.
reiterates the EU’s commitment to advancing mitigation and adaptation, at home and globally.
Rather than reducing concentrated market power through “disruption” or “creative destruction,” technological innovation historically has only added to the problem, by awarding monopolies to just one or a few dominant firms. And market forces offer no remedy to the problem; only public policy can provide that.
shows that technological change leads not to disruption, but to deeper, more enduring forms of market power.
ZÚRICH – Desde 1960, Estados Unidos ha subido su techo de endeudamiento 78 veces; que pronto serán 79, si el Congreso aprueba el último acuerdo in extremis. En una pared de Manhattan, no lejos de Times Square, hay un contador gigante que muestra en tiempo real el monto de la deuda nacional.
Desde su inauguración en 1989, el Reloj de la Deuda Nacional ha marcado un ascenso inexorable, pasando de 2,7 billones de dólares a más de 31 billones en la actualidad. Nunca antes Estados Unidos o la economía mundial habían estado tan endeudados. Y desde 2000, el stock de deuda global se disparó de 87 billones de dólares a más de 300 billones; un ritmo que casi duplica el crecimiento del PIB mundial.
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