Guantanamo Bay Michelle Shephard/ZumaPress

La economía prisionera de los Estados Unidos

BERKELEY – Los Estados Unidos tienen el 5% de la población mundial y el 25% de la población carcelaria del mundo –alrededor de 2.2 millones de personas, 5 veces más que en 1980. Uno de cada 100 adultos estadounidenses está en la cárcel –la tasa per cápita más alta del planeta, 5 a 10 veces superior que en Europa Occidental u otras democracias. El costo social y económico es igualmente elevado.

El aumento explosivo de la población carcelaria en los Estados Unidos en las últimas décadas es el resultado del fortalecimiento de las medidas punitivas de prevención del delito, que incluyen sanciones más duras para los delitos relacionados con las drogas y sentencias mínimas obligatorias, complementadas con cifras crecientes de policías y otros oficiales encargados de aplicar la ley. Más allá de los costos financieros que supone el incremento de las fuerzas policiacas y la mayor presión sobre el sistema judicial está el gasto de 60 mil millones de dólares anuales en las prisiones estatales y federales en comparación con los doce mil millones de dólares que se gastaron hace veinte años. Además, hay que tomar en cuenta los enormes costos para los prisioneros  (muchos de los cuales están encarcelados por delitos no violentos) y para sus familias y comunidades, costos que recaen de manera desproporcionada en los pobres, los que no tienen educación, los afroamericanos, los latinos y los enfermos mentales.

Tal vez la peor parte es que los beneficios previstos del enfoque de hacer más estricta la ley de los Estados Unidos no se han concretado. En efecto, la correlación entre tasas mayores de encarcelamiento y tasas menores de delitos cometidos es baja.

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