WASHINGTON, DC – Todo cambió a comienzos de 2020, cuando quedó claro que el COVID-19 había llegado para quedarse. Repentinamente, la vida en los Estados Unidos y muchos otros países casi se paralizó: las escuelas y empresas cerradas y los confinamientos y cuarentenas dieron una nueva forma a la sociedad.
Algunos empleados siguieron trabajando desde sus hogares, tratando de arreglárselas como fuera. Otros pronto fueron despedidos o quedaron bajo licencia. Desde mediados de marzo, cuando EE.UU. comenzó a poner en práctica los confinamientos, hasta mediados de abril, 22 millones de personas perdieron sus empleos. Aquellos que fueron considerados “esenciales” -como médicos, enfermeras, empleados de tiendas de alimentos y plantas de envasado de carnes- todavía tenían que presentarse al trabajo, pero a costa de enfrentar riesgos nuevos y aterradores.
La mayoría de los estadounidenses no estaban preparados para un colapso económico de esta magnitud. Incluso antes de la pandemia, muchos no podían pagar sus cuentas. La primera versión de la encuesta Making Ends Meet (Llegar a fin de mes), que ayudé a diseñar e implementar en junio de 2019, concluyó que dos de cada cinco familias podían cubrir los gastos por menos de un mes si perdían su principal fuente de ingresos. Una de cada cinco no era capaz de hacerlo por menos de dos semanas.
WASHINGTON, DC – Todo cambió a comienzos de 2020, cuando quedó claro que el COVID-19 había llegado para quedarse. Repentinamente, la vida en los Estados Unidos y muchos otros países casi se paralizó: las escuelas y empresas cerradas y los confinamientos y cuarentenas dieron una nueva forma a la sociedad.
Algunos empleados siguieron trabajando desde sus hogares, tratando de arreglárselas como fuera. Otros pronto fueron despedidos o quedaron bajo licencia. Desde mediados de marzo, cuando EE.UU. comenzó a poner en práctica los confinamientos, hasta mediados de abril, 22 millones de personas perdieron sus empleos. Aquellos que fueron considerados “esenciales” -como médicos, enfermeras, empleados de tiendas de alimentos y plantas de envasado de carnes- todavía tenían que presentarse al trabajo, pero a costa de enfrentar riesgos nuevos y aterradores.
La mayoría de los estadounidenses no estaban preparados para un colapso económico de esta magnitud. Incluso antes de la pandemia, muchos no podían pagar sus cuentas. La primera versión de la encuesta Making Ends Meet (Llegar a fin de mes), que ayudé a diseñar e implementar en junio de 2019, concluyó que dos de cada cinco familias podían cubrir los gastos por menos de un mes si perdían su principal fuente de ingresos. Una de cada cinco no era capaz de hacerlo por menos de dos semanas.