ATLANTA – El mes pasado, cuando la directora de Inteligencia Nacional de EE. UU. Avril Haines presentó la evaluación anual de amenazas de la comunidad de inteligencia ante el Comité de Inteligencia del Senado, sus miembros la alabaron por el excelente trabajo previo a la invasión rusa de Ucrania y por «seguir manteniéndonos informados». Gracias a la comunidad de inteligencia estadounidense —y para disgusto del presidente ruso Vladímir Putin— los senadores estadounidenses no fueron los únicos informados. El resto del mundo también lo estuvo, gracias a los minuciosos informes estratégicos de inteligencia estadounidenses.
La difusión de inteligencia es más un arte que una ciencia y tanto los espías como los analistas han sufrido dificultades para dominarla, pero en el caso de Ucrania, el director de la CIA William Burns merece ser reconocido por haber cambiado la forma en que la agencia considera la difusión de sus secretos. Burns, exembajador en Moscú, dijo al comité del Senado que «en todos los años que pasé como diplomático de carrera, presencié demasiados casos en los que perdimos guerras de información contra los rusos».
Esa experiencia rindió sus frutos: durante los meses previos a la invasión de Putin, la comunidad de inteligencia desafió las convenciones, desclasificando información y análisis que anticipaban las preparaciones e intenciones de los rusos. Los informes desacreditaron las aparentes provocaciones («operaciones de bandera falsa») y advirtieron sobre la escalada militar rusa. Los hechos y pronósticos que en su momento habían sido descartados por Kiev y Moscú dieron el blanco. Ahora que las fuerzas rusas se hunden cada vez más profundamente en un nuevo atolladero, las agencias de inteligencia estadounidenses debieran insistir en esta estrategia.
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When a bank fails in the United States, questions about who is to blame are often directed at many different regulatory agencies, because the system is complex and hard for outsiders to understand. In the wake of the collapse of Silicon Valley Bank, the case for an overhaul could not be stronger.
laments that the post-2008 Dodd-Frank reforms left in place a framework riddled with structural shortcomings.
The failures of Silicon Valley Bank and Signature Bank are significant market events. But, given an overheated labor market and 1970s-like inflation, if the Fed cannot see the whites of the eyes of a systemic banking crisis, then it must move aggressively on the inflation front.
urges the US central bank to continue raising interest rates, despite signs of financial-sector fragility.
Richard Haass
explains what caused the Ukraine war, urges the West to scrutinize its economic dependence on China, proposes ways to reverse the dangerous deterioration of democracy in America, and more.
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ATLANTA – El mes pasado, cuando la directora de Inteligencia Nacional de EE. UU. Avril Haines presentó la evaluación anual de amenazas de la comunidad de inteligencia ante el Comité de Inteligencia del Senado, sus miembros la alabaron por el excelente trabajo previo a la invasión rusa de Ucrania y por «seguir manteniéndonos informados». Gracias a la comunidad de inteligencia estadounidense —y para disgusto del presidente ruso Vladímir Putin— los senadores estadounidenses no fueron los únicos informados. El resto del mundo también lo estuvo, gracias a los minuciosos informes estratégicos de inteligencia estadounidenses.
La difusión de inteligencia es más un arte que una ciencia y tanto los espías como los analistas han sufrido dificultades para dominarla, pero en el caso de Ucrania, el director de la CIA William Burns merece ser reconocido por haber cambiado la forma en que la agencia considera la difusión de sus secretos. Burns, exembajador en Moscú, dijo al comité del Senado que «en todos los años que pasé como diplomático de carrera, presencié demasiados casos en los que perdimos guerras de información contra los rusos».
Esa experiencia rindió sus frutos: durante los meses previos a la invasión de Putin, la comunidad de inteligencia desafió las convenciones, desclasificando información y análisis que anticipaban las preparaciones e intenciones de los rusos. Los informes desacreditaron las aparentes provocaciones («operaciones de bandera falsa») y advirtieron sobre la escalada militar rusa. Los hechos y pronósticos que en su momento habían sido descartados por Kiev y Moscú dieron el blanco. Ahora que las fuerzas rusas se hunden cada vez más profundamente en un nuevo atolladero, las agencias de inteligencia estadounidenses debieran insistir en esta estrategia.
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